sábado

Inmortal

¿Sabes? Alguna vez estuve enamorada... No, enserio. Él no era demasiado lindo, ni tampoco muy inteligente, era cosa de mirarlo para saber que no era un buen partido. Cuando lo conocí yo no hablaba mucho, incluso menos que ahora. Bastó un cruce de palabras para contarnos todo, hasta lo más intimo...o casi todo. Yo me enamoré primero. Lo sé, suena bastante loco, ¿no?. Recuerdo que el fue de viaje con su vieja a la playa, yo lo extrañé mucho y ahí me dí cuenta que estaba jodida. El andaba con otra mina, pero yo no lo sabía. Al mes estábamos juntos, a los dos meses no, a la semana si, y a la semana y media no. Así fue nuestra relación, larga y abrumadora. Eramos pendejos. Todavía tengo mucho que agradecerle... bueno, no que me haya dejado cagá de la cabeza y con esta traba enorme de volverme a enamorar,  pero tal vez si no fuera por él, yo no estaría acá. No te rías, es enserio. Fueron años difíciles y al menos estábamos juntos cuando la pasábamos mal.  Tres años, y no voy a decir que no estuve con nadie más durante esos tres años, pero bastaba un llamado para dejarlo todo y correr a sus brazos, él también lo hacía cuando era yo quien lo pedía, quizá con la diferencia que él no dejaba todo antes de volver. Lo peor es que yo lo sabía y que aun así dañé a muchas personas por estar con él. Para, eso no es lo peor, lo peor es que después de 6 años yo todavía esté acá, sola, espiando su vida por internet y hablando de él, contigo, . Quizá te sirva, quizá si te enamoras de un hueón con pinta de hippie, tres años menor que tu, que se sale del colegio para ir a estudiar las estrellas al Valle del Elqui y se tira a todas las minas en su departamento de Provi, incluyendo a la mamá de su mejor amigo, entonces te acuerdes de mi y des un paso atrás.

O quizás no.

viernes

Tengo ganas de ahorcarte, esta vez en serio, no de juego como anoche cuando tus ojos gritaban entre "auxilio y dame más". Te miro, frágil dormida a mi lado con una orquesta de pájaros que cantan al amanecer. Te miro. Tu perfil es el tobogán perfecto que me lleva al olvido, tus labios -que no son perfectos- encajan con los míos, exactos, como las piezas de los rompe cabeza que tanto te gustan armar. Te miro y dudo si respiras. Te miro, eres tan frágil. Te miro y me vuelco hacia ti, decidido a acabar con esto, abrazarte tan fuerte y quedarme con tu aroma, a quitarte el aliento, a quedarme con el ultimo latido de tu corazón, con tus recuerdos, tus tristezas y con tus sonrisas, más que nada tus sonrisas. Y lloro, río de nervios y te miro.

domingo

Luciérnagas


Ya habían pasado los días, la verdad es que si los agrupábamos ya se convertían en meses, pero yo, seguía escuchando su voz que hablaba en mi cabeza, esperaba volver a verla e intentaba ubicarla con desesperación, no sé a qué se debía tal afán de verla ahí, ¿qué le diría si la veía de frente? No podía pararme ante ella y solo decirle “hola...” sabía que luego de su “hola” vendría la pregunta incomoda del ¿cómo estás? seguida de un cortante y frio “bien” sin importar si era cierto o no, con el fin de terminar ahí la conversación.
Podía imaginar su mirada, y en mi mente maquinaba un sin fin de posibles conversaciones, tonos de voz y expresiones que podría ocupar estando frente a ella. La verdad sentía miedo, hasta en mis sueños y pensamientos temblaba, mi estomago se retorcía, mi garganta se negaba a entregar palabra alguna y mi corazón se oponía a seguir el ritmo que mi cerebro le pedía. Me imaginaba a su lado y no podía esperar que un ataque de suspiros me atacara.
Tenía ganas de explicarle lo mucho que la extrañaba, contarle que las luciérnagas ya no iluminan como iluminaban cuando ella estaba, que las cataratas ya no son de miel, que las cebras ya no corren al horizonte por las noches, que los suspiros no son confitados, que sin ella los pingüinos sienten frio por primera vez, que los payasos no sonríen ni dejan sonreír, que el fuego no calienta, pero por sobre todo, que yo la extraño y necesito.

lunes

Juego de emociones, sentimientos y valores.


Los sentimientos, emociones y valores estaban reunidos, aburridos de la monotonía y de que la ironía hablara, decidieron jugar a la escondida, como nadie quería contar, la locura, en su locura, se ofreció para hacerlo.
Los sentimientos, emociones y valores se apresuraron a esconderse, la locura comenzó a contar hasta que llegó el momento de buscar.
Una a una fueron apareciendo, la primera que encontró fue la facilidad, la soledad que estaba en un rincón, la mentira, que como era mentira no estaba donde creían, la amistad que al ver a los demás delató su escondite, la felicidad fue una de las ultimas, pero faltaba el amor, la locura se dio cuenta que al amor se escondía tras la zarza mora, y en su locura, no encontró algo mejor que golpearla con un palo, las espinas de las zarzas se incrustaron en los ojos del amor, desde ese día el amor es Ciego y la locura son sus ojos.




( Leo Carraza: en un loco cumpleaños, un gustaso y GRACIAS )

viernes

Hipopótamo púrpura


Con cara de hipopótamo púrpura, amigo de un elefante verde, luego de haber saludado a un perro con tres colas y un tucán en blanco y negro, le dije “ yo no sé matemáticas”, mientras el intentaba hacer mi trabajo de escritor. Dejó a un lado el bolígrafo, y se paró casi como un resorte, Me gritó “¡IGNORANTE!”, yo solo bajé la vista y guardé silencio…

Olvidamos














Había conducido durante horas, mientras miraba por el retrovisor, Nicolás cantaba su canción. Miró hacia delante y vio la larga carretera. Nicolás había olvidado donde estaba y hacia donde iba.

miércoles

Efectos del azúcar


Por suerte encontré un lápiz y un papel a mano, acabó de despertar y me encuentro con una zanahoria gigante parada en la puerta de mi habitación, después de gritar intensamente, aburrida de que nadie me prestará ayuda, me levanté algo ofuscada, tomé lo que tenia más a mano, en este caso mi guitarra, y comencé a golpearla con todas mis fuerzas. Cuando por fin la vi en el suelo, me detuve a observar viendo que de su estomago salían pequeñas zanahorias de colores, púrpuras, marrón, verdes, rojas… LA MALDITA SE REPRODUCIA!, tenia que detenerla y rápido. Mientras buscaba una solución, las pequeñas zanahorias aumentaban su tamaño, entonces recordé que cuando pequeña me decían que comiera zanahorias para tener los ojos rojos, ser más inteligente y hasta más bonita. Ataqué entonces a esas zanahorias con mis dientes, fue así como acabé con todas las zanahorias malignas, que debidos a sus diversos pigmentos me dejaron los ojos color arco iris.
Ahora que me doy cuenta, estoy tirada en el suelo con el mango de la guitarra en la mano, es lo único que quedo de ella, mis ojos siguen de color café, y ni rastro de la zanahoria gigante. Lamentablemente creo que volví a alucinar…